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Carta abierta

Carta abierta a la humanidad: El Papa Francisco ya advertía en "Evangelii Gaudium" que la humanidad vive un giro histórico fundamental, con grandes avances que contribuyen al bien de la humanidad en los campos de la salud, de la educación, de la ciencia y de la técnica.  Sin embargo esos avances chocan con la realidad que la mayoría de la gente vive en condiciones precarias, aumenta el miedo y la desesperación, la alegría se apaga, no hay respeto, crece la inequidad y la violencia. Agrego además que, frente a la primera pandemia del Siglo XXI, los científicos solo pueden estimar cuántos van a morir. En una frase, Francisco anticipa con toda crudeza que casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás, ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe.  Perdimos la esperanza, estamos solos en la misma barca y no tenemos remos, n...
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EL DIRECTOR

Todo fue fruto de "una compulsa satánica y fue la mano de Dios la que me trajo hasta aquí" sé perfectamente lo que escuchaba, voces que me obligaban a cumplir "una misión" y se apoderó de mi cierta idea dominante que me llevó a matar. Los dibujos que encontraron en mi cuaderno, no tenían nada raro, quién no dibujó alguna vez a un cura atado a una cruz y mutilado. Los peritos pedían una pena máxima de 24 años de prisión para mí y yo lo único que hacía era cumplir un mandato divino. Conocía muy bien al cura, era el director del colegio donde pasé los primeros diez años de mi vida. Nunca me gustó la forma con la que impartía respeto, ni mucho menos la forma de expresar cariño con mis compañeras. Recuerdo una vez a mi primo, que siendo dos años mayor que yo, lo vi en el recreo, tenía los cordones desatados, el director también lo advirtió pero no le dijo nada, lo agarró desprevenido y le dio una patada en la cola, como si fuera un crimen estar con los cordones desatados...

El estadio más lindo del mundo

Dicen que cinco sucesos marcan la vida de una persona a fuego. Un solo día me bastó a mí para quedar marcado para toda la vida. Una hora había pasado desde que había terminado el partido. Estaba sentado en la butaca de la platea, petrificado, con la vista fija clavada en el círculo central. Mis ojos seguían rojos por algunas lágrimas que aún rodaban por mis mejillas. No esperaba a nadie ni nada.  Por ahí sentí un olor a fresias o cítricos, no recuerdo bien, y te pusiste a una butaca de distancia a hablarme de las grandes hazañas que habíamos logrado por el 2014, cuando teníamos un equipazo que sabía a lo que jugaba. Ahí me sacaste una sonrisa. Pero otra vez el miedo se apoderó de mí, qué pretendía ella, contándome esto, cómo se atrevía a venir a romper mi duelo, después de la goleada que nos acabábamos de comer, y encima ese día los rivales nos habían mandado al descenso. Pero fue justo en ese instante que me sacaste otra sonrisa. Me hablaste del equipo del 2008, me hablaste de un ...

Reflejo de amor

Mario amaba todo de María, había venido a Buenos Aires en el año 45 luego de que la provincia de San Juan sea azotada con uno de los peores terremotos nunca antes vistos. Escapó de la provincia para empezar una nueva vida. Conoció a María en esos bailes que se hacían en los clubes de barrio, por medio de una prima que a su vez era amiga de ella. Empezaron a salir, y mientras tanto tuvo muchos oficios para poder comprar una casa algún día.  María era la modista del barrio, hacía arreglos de ropa, y también diseñaba los vestidos para las mujeres que se casaban, tenía una máquina Singer a pedal y pasaba altas horas sin dormir muchas veces terminando los trabajos que le pedían con suma urgencia.  Ellos vivían felices en la casa de los padres de María, una de esas casas estilo antigua con los dormitorios adelante, un zaguán en la entrada, con una puerta que dividía el ingreso a la casa. Estaba pintada a la cal y además había un fondo muy grande que tenía plantas de todos tipos y co...

DIOS NOS SALVE

Hola soy Jorge y tengo 50 años. Vivo en Perú y estoy varado en Argentina desde hace dos semanas. Creo fuertemente en Dios y sé muy bien que nos va a salvar a todos. Les voy a contar mi historia. Todo empezó cuando desde la Universidad teológica de Lima me mandaron a hacer un viaje de estudios, para la realización de un ensayo para poder recibirme a fin de año.  Si bien se sabía que el virus estaba avanzando, no quise dejar pasar la oportunidad que se me había presentado, armé la valija y me vine para Buenos Aires. Era la primera vez que venía a la Argentina y estaba fascinado con las construcciones que había en el centro porteño. La Catedral fue lo que más me gustó, luego el Congreso de la Nación, Casa Rosada y quedé enloquecido con el Monumental y la Bombonera. Empecé a realizar mi ensayo para la Universidad y a medida que pasaban los días, la evolución de la pandemia avanzaba no solo en el epicentro que era Europa, sino también en la región Latinoamérica, a tal punto ...

EL PARTIDO DEL AÑO

Fede y Martín son compañeros de colegio. Tienen diez y once años respectivamente. Les gusta jugar al fútbol en todas sus modalidades. En el recreo patean la latita de coca-cola mientras imaginan ser los delanteros de la selección argentina del próximo mundial. En Educación física, siempre le insisten al profesor para que el deporte que practique no sea vóley y sea fútbol, así en el mismo equipo o separados, pueden lucirse haciendo las jugadas que ven todos los fines de semana cuando van a la cancha. Los viernes por la tarde, se juntan en alguna casa para ver el partido de las 19, y cenan juntos, gracias a las delicias que cocinan sus mamás. A veces pizza, a veces hamburguesas con papas. Cuando las cosas  van bien en el cole, la mamá de Fede lo autoriza a jugar con la Playstation 4 de manera virtual, entonces video llamada por medio, los amiguitos del barrio, hacen partidos más entretenidos que los que vemos en la vida real. Un día Fede estaba tan emocionado con el 9 que se sacó en ...

FEMICIDIO EN EL CONURBANO

Era un día miércoles y llovía mucho. Faltaba poco menos de dos horas para que sea medianoche. La calle de tierra de mi cuadra estaba en mute, sólo se escuchaban los perros callejeros que pasaban al trote -flacos y desnutridos- corriendo a los gatos que se escapaban de sus hogares. Todavía no había pasado el camión recolector de residuos, se le había hecho más tarde del horario de costumbre, posiblemente porque los días anteriores fueron feriados y no prestaron servicios. De repente el silencio sepulcral que había en el barrio del conurbano se transformó cuando escuché el ruido del neumático arar la calle de tierra, la polvareda que se levantó hizo que cierre la ventana y por consiguiente la persiana. No debí hacerlo, hubiera sido mejor tener que fregar el piso del living comedor que daba a la calle por toda la tierra que se levantó, que haber visto lo que vi detrás de mi ventana. Ahora era un cómplice más de aquél acto impío.  Abel, así se llamaba mi vecino que tenía unos 50 años ...