(...)Y la princesa harta de príncipes azules desteñidos, se acercó al dragón y le dijo:
- Perdona, ¿Tenés fuego? (...)
Docente universitario, periodista, delegado sindical, dirigente de fútbol e incansable luchador por los derechos humanos. Parecería ser el perfil de una persona -si es que así puede llamarsele- que da la sensación que jamás podría lastimar a nadie, pero no. Todo lo contrario.
Cada vez que tenía un poco o algo de poder lo utilizaba en beneficio propio. Amigo de los gobiernos de turno, siempre utilizó ese poder como trampolín para acomodarse en los máximos escalafones del poder.
Tales poderes y beneficios eran utilizados, no sólo para ganarse amistades, (quizá nunca supo otra forma de cultivar amigxs), sino también para ganarse el favor de muchas chicas, que soñaban con la idea de poder recibirse de periodistas o poder trabajar en algún medio de comunicación, porque nunca fue fácil triunfar en la carrera periodistica, por lo menos en Argentina.
Surfeo la ola del menemismo durante los 90 y con De La Rúa en el poder llegó a ser jefe de su sección para la agencia de noticias dónde trabajaba llegando a tener muchxs empleadxs a cargo. Siempre se comentó que a algunas mujeres las acosaba en las salas de redacción y nunca pudieron defendese, debían agachar la cabeza y hacer como si nada pasara porque no podían perder sus empleos.
Cómo docente de una Universidad Nacional, empezó a hacer de las suyas. Se supo con el paso de los años que les pedía a sus alumnas el mail o el celular -¡una locura!- y las acosaba mientras duraba el cuatrimestre, las invitaba a su casa y hasta se confirmó que les pedía sexo a cambio de la aprobación de su materia.
Una alumna tuvo que pedir que le tomara exámen otro docente para poder aprobar la materia y seguir avanzando en la cursada, porque sino nunca jamás obtendría la aprobación de esa cátedra.
Muchas compañeras que también fueron acosadas o corrompidas por el sujeto en cuestión nunca pudieron animarse a denunciarlo por diferentes temores como los mencionados anteriormente.
Otra anécdota lamentable, cuenta la historia de un periodista que iba a trabajar en un diario -uno de los más importantes- pero como no le caía en gracia al sujeto en cuestión, éste hizo un movimiento de fichas y luego de que el empleado de RRHH le había dicho que sólo restaba definir el día y horario para empezar a trabajar en el medio, nunca llegó ese llamado y el puesto fue para alguien de sus amistades.
Con el movimiento feminista empoderado, muchas mujeres -por suerte- se animaron a patear el tablero y decir basta a las atrocidades cometidas por tipos que no pueden catalogarse como hombres y fue así como una chica valiente y heroína en estos días, se animó a denunciarlo, primero en sus redes sociales y luego en cada organismo dónde figuraba.
Con la primer denuncia vinieron otras, y por suerte en todos los lugares dónde trabajaba o colaboraba decidieron separarlo o despedirlo.
Aunque no se lo ve por las calles como antes, dicen las malas lenguas, que es un alma en pena, que está destruido y por estos días iba a ser padre. Su mujer lo abandonó luego de ver las capturas de pantalla de una de las denunciantes. En uno de los tantos mensajes hablaba mal de ella: la madre de su hijx.
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