Fede y Martín son compañeros de colegio. Tienen diez y once años respectivamente. Les gusta jugar al fútbol en todas sus modalidades. En el recreo patean la latita de coca-cola mientras imaginan ser los delanteros de la selección argentina del próximo mundial.
En Educación física, siempre le insisten al profesor para que el deporte que practique no sea vóley y sea fútbol, así en el mismo equipo o separados, pueden lucirse haciendo las jugadas que ven todos los fines de semana cuando van a la cancha.
Los viernes por la tarde, se juntan en alguna casa para ver el partido de las 19, y cenan juntos, gracias a las delicias que cocinan sus mamás. A veces pizza, a veces hamburguesas con papas.
Cuando las cosas van bien en el cole, la mamá de Fede lo autoriza a jugar con la Playstation 4 de manera virtual, entonces video llamada por medio, los amiguitos del barrio, hacen partidos más entretenidos que los que vemos en la vida real.
Un día Fede estaba tan emocionado con el 9 que se sacó en matemáticas, que corrió a contárselo a su mamá para que lo dejara jugar por la tarde con su amigo Martín de manera virtual. Su euforia le hizo olvidar cerrar la puerta de entrada con llave, y ni su abuela ni su hermana estaban en el comedor para notar aquel descuido.
Martin acomodó el teléfono de forma tal que pueda ver tanto el partido como a su amigo, y no perderse nada, Fede más bien puso el teléfono en un rincón oculto apoyado en la Play para que no se cayera mientras jugaba. Se llamaron y empezó el partido.
Mientras tanto, en la puerta de Fede se detenía un auto blanco, y bajaban tres hombres grandotes encapuchados con bolsos vacíos. Ni siquiera tuvieron que forzar la puerta. Estaba abierta.
Cuando la puerta se abrió, la escena fue aterradora, “nadie se mueva, esto es un asalto” dijo el líder de la banda, al mismo tiempo que maniataban a todos los integrantes de la familia de Fede, y los llevaban a diferentes habitaciones.
Martín que seguía en línea con la video llamada y observaba lo que pasaba, ni lento ni perezoso fue a contarles a sus papás lo que estaba pasando. Mientras lloraba por su amigo y la familia.
La mamá de Martín llamo enseguida al 911 para hacer la denuncia de lo que ocurría en la casa de Federico y la policía no tardó más de 10 minutos en llegar al domicilio, según pudieron ver en la video llamada.
Cuatro móviles policiales llegaron a la escena donde se desarrollaba el atraco. Por suerte los ladrones fueron atrapados mientras llenaban los bolsos con las pertenencias de la casa de Fede, automáticamente fueron detenidos y llevados a la comisaría de la zona.
“Hoy hay que agradecerles a dos héroes que usan la tecnología, y se comunican virtualmente, gracias a ellos pudimos atrapar a tres delincuentes que se habían escapado de la cárcel hace un año” señaló el comisario de la zona al periodista del diario Conurbano.
Martín y Fede hoy se dieron cita virtualmente para terminar el partido que empezaron, y quedó suspendido por disturbios en las inmediaciones del estadio de la casa de Federico.
Comentarios
Publicar un comentario