Hola soy Jorge y tengo 50 años. Vivo en Perú y estoy varado en Argentina desde hace dos semanas. Creo fuertemente en Dios y sé muy bien que nos va a salvar a todos. Les voy a contar mi historia.
Todo empezó cuando desde la Universidad teológica de Lima me mandaron a hacer un viaje de estudios, para la realización de un ensayo para poder recibirme a fin de año.
Si bien se sabía que el virus estaba avanzando, no quise dejar pasar la oportunidad que se me había presentado, armé la valija y me vine para Buenos Aires.
Era la primera vez que venía a la Argentina y estaba fascinado con las construcciones que había en el centro porteño. La Catedral fue lo que más me gustó, luego el Congreso de la Nación, Casa Rosada y quedé enloquecido con el Monumental y la Bombonera.
Empecé a realizar mi ensayo para la Universidad y a medida que pasaban los días, la evolución de la pandemia avanzaba no solo en el epicentro que era Europa, sino también en la región Latinoamérica, a tal punto que el presidente argentino decretó la cuarentena total y el cierre de los aeropuertos.
Eso no iba ser motivo para que me quede de brazos cruzados y me vuelva a mi país con los repatriados, yo seguiría haciendo mi ensayo y para eso debía hacer un trabajo de campo, involucrarme con la gente en situación de calle porque yo sabía que nada me iba a pasar, porque Dios nos va a salvar a todos.
El primer día de la cuarentena cuando estaba en la villa 1-11-14, el primero en detenerme fue un médico que iba a trabajar a un hospital de la zona, me pidió que me quede en casa y que no saliera, porque nadie estaba exento de contraer el virus. Yo le respondí que se quedara tranquilo que “Dios me iba a salvar”.
Dos días después había decido ir a Fuerte Apache, a entrevistarme con un cura de la agrupación “Curas villeros”, fracasé en el intento, porque esta vez fue la policía federal quién me paró y me pidió unos permisos para circular, pero cómo no los tenía, fueron bastantes flexibles y me mandaron de nuevo a mi casa donde alquilaba, igual les insistí que “nada podía pasarme porque Dios me protegía y me iba a Salvar”.
A la semana siguiente volví, aún sintiéndome mal, con algunas líneas de fiebre, y tos seca, desestimé los síntomas, no creí que podía tener algo grave, pero Gendarmería me midió la temperatura y ese día me llevaron a un hospital público y me dejaron internado. Yo recuerdo que llegué a decirles que no se preocuparan que de tener el virus “Dios me iba a salvar”.
Naturalmente el equivocado fui yo, me morí y estoy acá en el purgatorio luego de tener una entrevista mano a mano con Dios. Paso a detallarles puntualmente lo que fue esa charla:
Dios: ¡Hola Jorge! ¿Cuál es el motivo de esta entrevista?
Jorge: Y la verdad que estoy muy enojado, cincuenta años creyendo ciegamente en vos, dando todo por vos, pensaba que ibas a salvarme y mira donde estoy… en el purgatorio viendo si voy arriba o abajo.
Dios: Jorge me parece muy injusto de tu parte, que me digas eso.
Jorge. ¿Ah sí? Y por qué no me salvaste entonces, vos no estás en los detalles, lamentablemente.
Dios: Mirá Jorge te voy a explicar para que entiendas que sí estoy en los detalles y en todos.
Jorge: ¿De qué hablás?
Dios: Mirá primero con los vuelos de los repatriados, te hiciste el tonto y preferiste quedarte, segundo te mandé un médico para decirte que te quedaras en tu casa, luego fue el turno de la policía que te pidió que te volvieras y fue el gendarme que te llevó al hospital para que te pudieran curar, vos no quisiste agarrar ninguna soga de las que te tiré.
Jorge: Se puso a llorar y nunca más habló con Dios
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