Carta abierta a la humanidad:
El Papa Francisco ya advertía en "Evangelii Gaudium" que la humanidad vive un giro histórico fundamental, con grandes avances que contribuyen al bien de la humanidad en los campos de la salud, de la educación, de la ciencia y de la técnica.
Sin embargo esos avances chocan con la realidad que la mayoría de la gente vive en condiciones precarias, aumenta el miedo y la desesperación, la alegría se apaga, no hay respeto, crece la inequidad y la violencia. Agrego además que, frente a la primera pandemia del Siglo XXI, los científicos solo pueden estimar cuántos van a morir.
En una frase, Francisco anticipa con toda crudeza que casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás, ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe.
Perdimos la esperanza, estamos solos en la misma barca y no tenemos remos, no hay salvavidas. Mejor dicho ¿Si tuvieras un salvavidas, a quién se lo darías? Claro, la lógica indica que uno trataría de salvarse a sí mismo. Una suerte de -sálvese quien pueda-.
Pero de qué sirve salvarse a uno mismo, si se mueren todos. Con quién compartir las alegrías y tristezas, con quién relacionarse, estaríamos posiblemente atrapados en una película estilo Hollywood: Soy leyenda, pero con la certeza de que no habrá finales felices.
¿En qué lugar lloraremos a los que se fueron, cómo honraremos sus muertes si cuándo pudimos salvarlos solamente miramos nuestro ombligo?
Siguiendo mi enfoque en la palabra del sumo pontífice, y para ir cerrando esta misiva poco esperanzadora, me pregunto: caído el maquillaje de los estereotipos, ¿de qué nos vamos a disfrazar ahora cuando no pudimos sostener que la patria es el otro? Saqueos, robos, violaciones, muerte y miserias cómo caras de una misma moneda, están a la vuelta de la esquina.
Creo que la única solución posible y lo que me da esperanza es volver a las bases, el origen de los pueblos unidos y organizados, protegiéndonos los unos a los otros. De esa forma habrá seguridad y con la seguridad volveremos a ser libres como nación y como individuos.
Según se haya construido su historia y se haya forjado su cultura, los pueblos eligen seguridad o libertad. Mientras tanto, la gente muere.
Fin.
Matías Cala
31/3/2020
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